¿Cálculo espiritual, puede pensar usted? De ningún modo. Fíjese en un A.A. con seis meses de sobriedad trabajando con un nuevo caso del Paso Doce. Si la persona le dice: “Váyase al diablo”, el que está haciendo el Paso Doce sonríe y se va a ayudarle a otro.
No se siente frustrado ni rechazado. Si su próximo caso sí tiene éxito y a su vez prodiga amor y atención a otros alcohólicos pero no a él, el padrino se regocija de todos modos. No se siente rechazado aún entonces; en vez de eso está contento de que su “candidato” de hace algún tiempo se encuentra sobrio y feliz. Y si su próximo caso se convierte, con el correr del tiempo, en su mejor amigo (o en su amor), entonces el padrino se regocija aún más. Pero él sabe muy bien que su felicidad es un subproducto - el dar sin esperar nada a cambio.
Lo que sí le ayudó a estabilizarse fue el hecho de tener y ofrecer amor a ese borracho desconocido en su puerta. Así era San Francisco en su labor, poderoso y práctico, sin dependencias y sin exigencias.
Lo mejor de Bill. Bill escribe sobre el Amor,
la próxima frontera: la sobriedad emocional